Efectivamente, nuestro buen nombre depende de nuestro comportamiento frente a la sociedad, no de lo que nosotros digamos sobre nosotros mismos. La sociedad o la comunidad, cuya expresión está latente en entornos digitales, nos juzgará sobre lo que hacemos o dejamos de hacer y eso construirá nuestra reputación. En estos tiempos ese buen nombre está inmerso en nuestra huella digital, en Google y en la conversación en redes.
El caso de Cristina Plazas y Gonzalo Guillén
En Colombia, desde hace varios días hemos sido testigos en Twitter y medios de comunicación de la guerra entre estos dos personajes que ha alcanzado un tinte de niveles mayores. El periodista Guillen sostiene que la Directora del ICBF es corrupta, que abusa del alcohol y, lo peor, que sus acciones están afectando gravemente a miles de niños que no tienen agua.
Aquí uno de los tuits de Guillén que confirmarían la grave situación:
Niño wayúu agoniza de hambre en Nazaret, Guajira, ante la indolencia criminosa de @ICBFColombia y @cristinaplazasm pic.twitter.com/jhQ09bo9Py
— Gonzalo Guillén (@HELIODOPTERO) enero 30, 2016
Más allá de los adjetivos y expresiones en tonos de gran calibre que han pasado por la red de los 140 caracteres como si eso fuera una película de mal gusto, la reputación para Cristina Plazas y el ICBF está en niveles críticos. La desconfianza y baja credibilidad en la Directora han generado por lo menos sospechas entre ciudadanos que ni siquiera estaban enterados de quién era la señora Plazas, como yo.
Hay algo que la máxima autoridad del ICBF aún no tiene claro. La censura en tiempo de redes es como buscar bloquear la corriente de un rio con un costal de arena. Por mejor que esté ubicado el costal no se podrá detener la corriente. Cristina Plazas pidió a Twitter eliminar la cuenta de Heliodoptero. No se hizo, pero si se hubiera hecho de nada servía. Gonzalo Guillén se hubiera creado una nueva y la corriente de opinión hubiera seguido en contra y esta vez con mayor fuerza pues la censura es un tema grave para la comunidad en Internet. Un artículo en Semana.com desarrolla también este punto.
Un segundo aprendizaje para Plazas es un tema que va muy relacionado con la segunda parte del párrafo que destaco de la Registraduría. Depende de tu comportamiento el tener un buen nombre. ¿La voz de Heliodoptero en Twitter tiene tanta credibilidad? O es que la confianza en el ICBF ha decaído y un solo soplo de opiniones puede hacer caer a la institución y a su Directora. ¿Se mide la reputación en el ICBF?
Si Cristina Plazas hubiera realizado una gestión adecuada (quizás lo haya hecho), y además hubiera sabido comunicarla y acercarla a esas comunidades que ahora se pronuncian en contra, el nivel de ruido negativo al que ahora se enfrenta no sería el que es. Finalmente, la reacción de Cristina Plazas en las redes no ha sido la mejor, buscar generar debate sobre si es pertinente o no cerrar la cuenta en Twitter del periodista no ayuda para nada al caso.
Twitter es como cualquier medio de comunicación, en el que se debe responder por el sustento de los argumentos. https://t.co/XwIxETkUTf
— Cristina Plazas M. (@cristinaplazasm) enero 25, 2016
Por otro lado, encontrar en el Twitter de Plazas que si alguien critica, ella indique que si se quieren reunirse con ella que le escriban a su correo, es poco conciliador. La mejor acción es ser proactiva, buscarlos y no que lo hagan ellos.
@shipiawayuu @HELIODOPTERO @CLOPEZanalista si se quieren reunir conmigo mi correo es Cristina.plazas@gmail.com
— Cristina Plazas M. (@cristinaplazasm) abril 19, 2015
Los próximos pasos son claros, primero el ICBF debe demostrar que está haciendo las cosas bien. Que ha tomado medidas correctivas si es que todas las afirmaciones del periodista Guillen son ciertas. Segundo, Cristina Plazas debe adoptar otra estrategia de comunicación, tanto para la institución como para su identidad personal. Este estudio que lanzamos el año pasado y que delinea como plantear una estrategia de identidad digital puede ayudar.
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